La sentencia del Caso Riopedre deja en evidencia al expresidente del «Principado», cuya dimisión como responsable político es obligada. No tiene que hacer más que lo que pide el PSOE a otros patidos en casos similares de corrupción.
Asturianu / Español
La sentencia del Caso Riopedre, pese a imponer penas mucho menores de las pedidas por la acusación y el propio «Principado», determina claramente la culpabilidad de quien durante muchos años fue Consejero de Educación del «Principado» bajo los gobiernos de Areces, de quien siempre fue mano derecha. Por ello es evidente la responsabilidad directa del entonces Presidente del «Principado» que ahora, en su puesto de Senador en Madrid, pretende pasar desapercibido sin asumir las consecuencias de su gestión.
Álvarez Areces tiene que asumir sus responsabilidades políticas y por lo tanto dimitir inmediatamente, que es precisamente lo que pide el PSOE que hagan los responsables políticos de otros cargos públicos juzgados por corrupción.
Dejando a un lado las bajas condenas, con tres años más por delante de recursos, los defectos de instrucción del Caso Riopedre, de la injustificalbe lentitud de la justicia, de la negativa a investigar todos los casos de corrupción que salían al paso con la investigación -muchos de los cuales implicaban al PSOE, sino directamente al propio Areces-, la sentencia de este caso estable por completo la culpabilidad del exconsejero de Educación y su directora general, hasta tal punto que parece imposible que Areces no fuera conocedor de ello.
Álvarez Areces, el expresidente del «Principado» que pasará a la historia como uno de los mayores responsables de la destrucción económica, social, medio-ambiental de Asturies, tendrá que asumir sus responsabilidades en este Caso Riopedre, réplicas de relojes pero también tendrá que responder judicialmente por otros muchos casos, como el de El Musel o el Caso Villa – Fondos Mneros. Por más que la red mafiosa-clientelar del PSOE consiga zafarle temporalmente de temas como el del Niemeyer, su estela de corrupción no quedará impune.